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Lo sagrado, simbólico y mágico de la cocina

Trago

Acabo de descubrir una receta que a mi me resultó simpática. La fórmula original es de una de las bebidas más populares de México y es reciente. Dicen que debe su nombre a un mexicano descendiente de sirios que añadió limón, chile, salsa maggy, pimienta y sal a su cerveza para combatir los estragos del clima, allá en San Luis Potosí. Por otra parte, Dalel Esper de Abraham, empresaria siria asentada en San Luis Potosí, asegura que la michelada, que es así como se llama la preparación, es obra de su sobrino Michel Esper Jorge. Fuera como fuese es un trago inofensivo que tiene un aire de ritual y algo de árabe por los presuntos inventores. Por supuesto que he adaptado un poquito la receta para darle algo de nuevo y poder añadirla a este blog que no debe de repetir las cosas existentes sin aportar nada.
A mi no me gustan los tragos, tienen demasiado alcohol y me limito a tomar vino y cerveza. Por eso me ha divertido servir la michelada en un vasito de tequila en lugar de en una jarra de cerveza y mucho más especiado como para tomar de un solo trago, el resultado me encantó y su preparación no deja de tener algo de rito.

Modus operandi:

Guardar en el congelador un vasito de tequila húmedo. Impregnar con sal el borde y añadir una cucharadita de café de zumo de limón, media cdc de salsa de picante y una pizca de salsa de tomate, llenar el chupito con cerveza, tomar de un trago.

Delicioso y absolutamente natural. Supongo que en Méjico va a encontrar innumerables detractores.

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