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Lo sagrado, simbólico y mágico de la cocina

Prasad: alimento de los dioses

Esta noche es el Shivaratri, la noche del Señor Shiva y por ello me encuentro con ánimo de hablar de comida con gusto hindú. Shiva es un dios de primera línea componente de la trilogía del Panteón hindú, junto con Brahma y Vishnú. Huelga decir que como todos los dioses de este enorme cielo Indio tiene sus gustos propios y sus maneras. A la hora de rendirle culto, sus ofrendas están bien definidas, entre ellas la de la comida.
El alimento cuando es ofrecido a un dios o al gurú, el maestro espiritual, se convierte automáticamente en prasad, en comida bendita. En este va y viene de un comensal al otro, del divino al humano, las preparaciones culinarias se cargan con innumerables cualidades. Estos beneficios por supuesto, son casi todos de orden espiritual. El prasad tampoco se prepara así como quiere la cosa, existen estrictas reglas para su elaboración recopiladas de antiguos textos de la época védica.Un libro interesante sobre el tema, Prasadam: Food of the Hindu Gods, Nalini Rajan, Vakils, Feffer and Simons Pvt. Lt. Hay dioses que prefieren la comida muy dulce y con pocos condimentos; los hay que prefieren sabores más profundos, más pronunciados y existen otros que se van al exceso…al ponerse contento. Shiva pertenece a esta tercera categoría por eso yo le he ofrecido un Syrah tinto del 2002, porque es un vino que le va bien a los curries. Lo he elegido porque en mi barrio no he tenido posibilidad de encontrar un Sauvignon Blanc de Sudáfrica o un Tarapacá de Chile que son los que recomienda Marut Sikka, la autoridad de la cocina India, en una revista gourmet de Singapur que me ha traído de su viaje una amiga. Encuentro que este dato es muy interesante, pues nunca los había visto recomendados para este tipo de comida. Aunque la autoridad no señala el cepaje del Tarapacá ¿Será que realmente entiende? Sin duda que en el hallazgo de este apunte algo tiene que ver Shiva ¿Me estará pidiendo que el próximo año cambie de vino? Lo comprendo, OK., pero para ello, Shiva, tengo que cambiar de barrio.

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